En plena expansión desde los años 90, es sobre todo un combustible para las chimeneas, las lámparas interiores y de jardín.
El bioetanol tiene dos funciones otras que las de biocarburante. Han sido puesta en evidencia y responden a dos objetivos mayores. Primero, en el contexto del protocolo de Kyoto, esto permite luchar contra el cambio climático con una disminución de emisión de gases de efecto invernadero. Además, esto da lugar a la reducción de la dependencia energética y a la promoción de las energías renovables.
Otros objetivos también van a permitir que perdure el bioetanol en los próximos años. Por ejemplo el hecho de favorecer la defensa del medio ambiente con la reducción de emisión de contaminantes reglamentados.
El bioetanol permite movilizar la totalidad del potencial agrícola de la Unión Europea y aportar en el ámbito económico, resultados positivos en materia de balanza comercial, del empleo de medio ambiente o de actividades rurales.